El cambio en Patronato post Transantiago


Hace 3 años que el Transantiago pasó a ser una realidad para lo chilenos y el barrio Patronato no se quedó atrás, aún se logran ver las consecuencias de este proyecto, que para muchos, está mal hecho. Sobre todo en sus recorridos.

Son las 17:00 y el metro de Patronato ya está lleno, al igual que el paradero más cercano, que es casi el único en la zona. Mariela Sánchez es una de las muchas personas que se encuentra esperando micro, se ve cansada y molesta, “Llevo media hora esperando la micro, no pasa nada y el metro es aún peor, tengo que dejar pasar por lo menos dos vagones para poder subirme” alega.

Casos como el de Mariela hay muchos, la gente alega porque el servicio es malo, muy por el contrario de lo que era antes. Y es que antes que el transporte público cambiara, en Patronato pasaban más de 50 líneas de buses: 101, 305, 324, 411, 607, L40, entre otras. Por lo que con una sola micro se podía llegar rápidamente. Pero en febrero del 2007, con el Transantiago todo cambió. Los 50 buses antes existentes, ahora son sólo cuatro y sólo te llevan a los lugares céntricos de Santiago. Buses como la 116, 203, 208 y B03.

Hoy llegar a Patronato no es fácil, a pesar de que el metro llega directamente, pasa colapsado la mayor parte del tiempo. Las micros son pocas y no llegan a los lugares céntricos de la ciudad, a no ser que se camine a Bellavista o a Plaza Italia. Todo esto ha afectado no sólo a los que van hacia a Patronato ya sea a trabajar o a comprar, sino que también ha afectado mucho al comercio, sobre todo los primeros meses “Hubo un tiempo de 6 a 7 meses en que las ventas bajaron casi un 100%, lo que hoy en día no se ha regularizado completamente” cuenta Andrés Zúñiga, dueño de la tienda Bella Deportes.

Eva Riquelme Díaz trabaja hace 10 años en Patronato en una tienda de ropa llamada Prendas Simón. Antes ella llegaba a su lugar de trabajo con una sola micro y se demoraba 30 minutos aproximadamente, pero después del Transatiago todo se le dificultó “Me afectó muchísimo este cambio, ahora tengo que caminar 22 cuadras al metro para venir a trabajar porque ninguna micro pasa por donde vivo” cuenta ya asumida.

Por todo esto es que la gente comenzó a usar otras vías de transporte para llegar al barrio, como lo son las bicicletas, que no son muchas porque no existen muchos lugares donde dejarlas, las motos y lo autos, que si bien antes también transitaban, después del cambio en el transporte público, éstos se duplicaron. Pero esto también trajo nuevos problemas, como el aumento del precio de los estacionamientos privados y de los parquímetros, llegando hoy en día a los $330 con IVA incluido sólo los primeros 20 minutos.

Ángel trabaja hace 6 años en Patronato en el Centro Comercial Las Pymes y acostumbraba a venir en micro a su lugar de trabajo, porque el tránsito para venirse en auto en la mañana era mucho. Sin embargo, con la llegada del Transantiago ninguna micro le servía para llegar, por lo que no le quedo otra que soportar el tráfico y comenzar a venirse en auto, que para él era más cómodo que caminar varias cuadras hasta alcanzar una micro que pudiera servirle. Lo que trajo un nuevo problema, el aumento de los precios de los estacionamientos, lo que lo tiene algo complicado “Gasto como 4000 pesos diarios para estacionar mi auto en un lugar seguro y privado” comenta.

Otro caso es el de Marcelo Ramírez, quien trabaja en la tienda Fortuit. Él se va todos los días en bicicleta hasta Patronato. Esto después de la implantación del Transantiago, ya que considera que “el transporte público se chacreó y ya no es lo mismo de antes” y ahora ninguna micro le sirve para llegar, como sí lo había antes. Sin embargo para ir en bicicleta, también necesita pagar, a lo mejor no tanto como el caso de los autos, para dejarla en un lugar seguro.

Hoy en día la gente ya se está comenzando a acostumbrar a este nuevo sistema de transporte, al igual que el comercio, donde han disminuido las bajas producidas. Sin embargo hay gente que aún no está conforme, ya que no han implementado nuevos recorridos y nadie hace nada para arreglar el déficit en el transporte público que existe en Patronato.

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Cristián Villalobos, trabajador y residente de Patronato desde hace 15 años:
“El TLC con China afectó a más del 80% de los fabricantes del sector”.

Por Amparo de la Fuente

La calle Río de Janeiro se caracteriza por una gran tienda de ropa de niños llamada coz-coz y también por sus sitios residenciales, como el pasaje 425. Se logran ver varias puertas que limitan las distintas casas de este angosto espacio, como la casa C, donde vive Cristián Villalobos y su familia. Al entrar se ve una puerta que da hacia el taller, el lugar de trabajo de Cristián. Se logra escuchar el sonido que hacen las máquinas al cocer.

Cristián Villalobos Galdames es de San Felipe y hace 15 años se vino a Santiago, dejando a su familia por 6 meses, para buscar nuevas oportunidades laborales, después de perder su trabajo en una empresa frutícola donde se exportaba fruta fresca, que con la crisis de las uvas envenenadas, tuvo que reducir su personal. Al llegar a Santiago no encontró lo que buscaba, pero vio que en Patronato había una beta muy buena para explotar, que era la fabricación de ropa y decidió arriesgarse. Su familia se vino a Santiago a vivir con él e instaló una tienda comercial en el barrio, pero no le duró mucho, porque los arriendos eran muy caros. Actualmente, Cristián trabaja en el taller que instaló en su casa, fabricando específicamente ropa de trabajo y de colegio, diferenciándose de la manufactura China. Por esto mismo es que está instalado en el barrio, ya que en éste se mueve todo en cuanto a textil.

- Patronato, como se sabe, es un barrio comercial ¿Cómo lo encuentra como un barrio para vivir?

-No, ese es el gran problema, éste es un barrio industrial y no residencial, por ende hay muy pocas casas y cuando en las tardes deja de funcionar Patronato, tipo 19:30 a 20:00 en las calles no anda nadie. El otro problema es el monopolio con las empresas de telefonía porque sólo MOVISTAR es el que tiene línea acá, y uno se ve obligado a pagar si o si los servicios de ellos, que al ser los únicos, cobran muchos más caro. A las otras compañías, por ejemplo, a VTR o a TELMEX no les conviene tener cables por este sector por que para ellos no es comercio, ya que son muy pocas las viviendas, y hay más empresas, tiendas comerciales e industrias.

- ¿Cómo es este barrio en términos de seguridad ciudadana?

- Es bien bueno, hace un año atrás hubo muchos robos en los locales, por lo que pusieron más alarmas y se implemento mayor seguridad ciudadana, en las noches los carabineros y la paz ciudadana se dan una vuelta por todo el sector. Por lo que se podría decir que Patronato, pese a todo, es un barrio tranquilo para vivir.

- ¿Le ha traído inconvenientes o problemas vivir en un barrio exclusivamente comercial?

- Los Inconvenientes no son muchos, porque por lo menos, para mí, que soy un comerciante, es más fácil para hacer negocios. Sabemos que hay momentos malos y momentos buenos, pero cuando son buenos, se puede lograr una buena producción. Lo otro, es que al estar acá uno tiene la posibilidad de conocer más talleres. Puede pasar que a veces uno no alcanza o no puede sacar toda la producción, y por ende manda a fabricar a estos talleres y así poder cumplir con los clientes. El principal inconveniente eso sí, es la movilización, ya que después de las 19:00 los taxis no pasan cerca y hay que ir hacia Recoleta para poder movilizarse.

- Como se sabe, ahora el comercio del barrio está controlado, de algún modo, por los coreanos y los chinos ¿Usted logró darse cuenta los cambios que hubo? ¿Qué cosas cambiaron?

- Claro que sí, porque yo cuando llegue, en los inicios de formar el taller, me dedicaba a la fabricación de moda, como se llama fashion. Pero lamentablemente cuando Chile firmo el Tratado de Libre Comercio (TLC) con China, que creo fue la peor decisión por parte del gobierno, porque nos vimos afectados, yo creo que más del 80% de los fabricantes que hay acá en el sector, porque ya no se podía fabricar fashion o moda, ya que la ropa china es muy barata y difícilmente podíamos competir con ellos. Los extranjeros, de algún modo, nos han venido a quitar nuestros trabajos. Por eso me decidí a fabricar ropa de trabajo y de colegio solamente.

- ¿Y hubo cambios de otro tipo?

- Claro, hubo otros cambios. Con la llegada de los chinos, o mejor dicho coreanos, ya que la mayor cantidad de comerciantes extranjeros son coreanos subieron los arriendos, ya sean habitacionales o comerciales, antes no eran tan caros los arriendos. Po ejemplo, si un local valía $250.000 el arriendo, llegaba un coreano y decía yo pago $800.000 y la persona que estaba antes tenía que irse.

- Cuando usted llegó aquí en Patronato, ¿el barrio era distinto? ¿Cómo era? ¿Ha ido mejorando?

-La verdad de las cosas es que ha cambiado, ya que fábricas ya no quedan, o sea fábricas grandes ya no hay, ya que para ellos no es negocio tener un fábrica de ese tamaño. Lo que si es que aún sigue habiendo muchos talleres, pero se reproduce con menos cantidad.

- ¿Qué diferencias hay en el patronato de ahora y el de antes?

- En el de ahora que hay mas extranjero y el de antes que habían mas chilenos en realidad. Ahora hay mucho extranjero, por ejemplo, ha llegado mucho ciudadano peruano y ellos se dedican a la parte de los bordados y han bajando muchos sus costos, por lo que los que lideran el tema de los bordados son los peruanos.

- ¿Ha pensado alguna vez en irse del barrio? ¿Por qué?

- Sí. La verdad de las cosas es que queremos buscar otros horizontes, porque vemos que día a día se va cerrando la brecha. Primero tuvimos que dejar de hacer ropa de moda porque llegaba mucha exportación china y ahora ya están llegando ropas de trabajo hechas en China y nos estamos viendo afectados en ese aspecto.

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El sube y baja de las ventas post terremoto en Patronato


Ya han pasado cerca de 6 meses desde que el terremoto sacudió a nuestro país, y en Patronato aún se pueden ver las consecuencias, esta vez en el comercio. Muchas tiendas han tenido problemas en sus ventas y los clientes han bajado considerablemente, pero poco a poco se espera que esto cambie.


Madril está sentado a un extremo de su tienda “El Jeans de Lorel”, en espera de algún cliente. Él vende jeans tanto de hombres como de mujeres, pero a simple vista se ve que su negocio no anda del todo bien “Las ventas han bajado considerablemente. Estos han sido meses malos, cosa que hace años no se había visto. Antes vendía cerca de 1000 jeans al mes más o menos, pero ahora, apenas unos 500”cuenta Madril, algo molesto y apenado.

El caso de Madril no es único, muchas tiendas de Patronato han tenido problemas en sus ventas, como es el caso de Isa, él tiene una tienda llamada “Creaciones Carolina” donde, al igual que Madril vende jeans, como muchas otras tiendas del barrio. “Después del terremoto las ventas han sido malas. Marzo y Abril fueron los peores meses, prácticamente todo estaba detenido y por acá no pasaba nadie. Las ventas se nos fueron a pique, bajando un 60% más o menos. Pero poco a poco se ha visto una leve mejoría, aunque todavía no llega a la normalidad” cuenta Isa.

Sin embargo, no sólo las tiendas de ropa han tenido problemas comerciales, las de comida también, no hay que olvidar que Patronato también es un barrio donde el comercio gastronómico abunda, como las conocidas “picadas”, “El Rincón de Sabor” es una de ellas. “Las ventas han bajado, ya es poca la gente que viene por estos lados. Antes siempre estaba lleno, pero desde hace meses que el negocio anda malito” cuenta Arturo uno de los dueños de este local de comida.

Ya son las 17:30 y en Patronato queda muy poca gente, algo que antes a esta hora no era muy común. Desde el terremoto las personas están algo asustadas y siguen tomando precauciones, como el llegar más temprano a sus casas, elemento importante que explica las grandes bajas que se han producido en el comercio de Patronato.

Otro elemento importante de las bajas producidas, es que la prioridad de la mayoría de las personas ha cambiado, ya no se preocupan de consumir y comprar, sino que en cuidarse por si viene otro terremoto, “Lo que más me preocupa ahora es que mi casa esté en buenas condiciones, que no me falte nada y que mis hijos se sientan seguros” cuenta Marta, cliente del barrio.

Pero, a pesar del déficit en el comercio, las personas están tranquilas y agradecidas de que no les haya pasado nada, por lo que el terremoto ha dejado de ser una preocupación. Sin embargo no dejan atrás las prevenciones a tomar por si hubiera otro “Ahora siempre dejamos las llaves puestas por dentro en las puertas, para cualquier cosa salir” dice Madril.

Pero existen grandes excepciones, donde las ventas en vez de bajar han subido, pese a las expectativas de los mismos dueños. Elizabeth, dueña de la tienda de ropa “Lolas” está feliz, estos meses han sido muy buenos para ella, sobre todo en lo que concierne a las ventas “Fíjate que lo increíble, es que después del terremoto yo tuve miedo y pensé que las ventas iban a bajar, pero fue al contrario. La ventas han aumentado increíblemente” cuenta Elizabeth, muy contenta.

El otro caso es Marcelo, vendedor de una de las tantas tiendas “Bellota” del país, “Pensé que las ventas iban a ser horribles. Pero sorpresivamente no fue así, por lo menos acá en Santiago. La gente venía a comprarse dos pantalones, y decía que para qué iba a guardar la plata, si en cualquier momento les podía pasar algo” cuenta Marcelo.

Macarena es uno de estos casos que cuenta Marcelo, ella se dio cuenta que para qué iba a ahorrar, si después no iba a valer la pena “Con el terremoto pensé que me moría y me di cuenta que en cualquier momento nos puede pasar algo, entonces para qué voy a ahorrar, prefiero disfrutar el día a día”

Por lo que la diferencia entre el alza y la baja de las ventas se debe a las personas y a las distintas actitudes que han tomado luego del terremoto, algunas como Marta, comenzaron a preocuparse más de la seguridad de sus familias y no en comprar, pero también hay otras como Macarena que empezaron a darse cuenta que en cualquier momento les puede pasar algo, y no quieren perder tiempo ni preocuparse en ahorrar.

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Los coreanos se tomaron patronato

Hace algunos años los coreanos llegaron al barrio Patronato con nuevos productos de importación y con precios más bajos, dejando de lado la manufactura chilena y árabe antes existente.


Son las 4 de la tarde y nuevos clientes entran al local de Don Mario, a él le cuesta hablar correctamente y sólo se encarga de la caja, por lo que tiene a una ayudante chilena que atiende. Nos cuenta que es de Corea y que hace 5 años se vino a chile e instaló su tienda llamada “Miyota”. “Me vine para acá con mi familia porque quería empezar de nuevo y encontrar nuevas oportunidades”.

Sholki Lee es otro de muchos coreanos que se vino a buscar nuevas oportunidades a Chile, él tiene un local en la calle Manzano con Dardignac llamada “Pink”, donde vende accesorios para el pelo, sobre todo para mujeres. “Me vine a Chile hace 20 años porque un tío se vino a instalar una fábrica de cordones y necesitaba ayuda. Decidimos instalarnos en Patronato porque la mayoría lo hizo y era una buena forma de empezar”.

Fue así como de a poco los coreanos comenzaron a instalarse en Patronato, muchos con la iniciativa de buscar nuevas oportunidades, sobre todo en el ámbito textil. Hoy en día el mercado coreano se ha tomado este barrio por completo, la ropa ya no es sólo de producción chilena o árabe, sino que mayormente coreana o china.

Esto ha causado que muchas empresas chilenas hayan caído en la quiebra, como cuenta Ingrid Ayala, dueña de la tienda “Bellisima”, ella lleva 10 años en Patronato y ha visto el cambio que éste ha tenido al pasar los años. “Muchos dueños de tiendas han tenido que cerrar, porque no hay ganancias, ya que los coreanos ofrecen bajos precios e importan muchas cosas que antes se hacía con manufactura chilena. Se podría decir que los coreanos han matado la manufactura chilena”.

Ivonne es dueña del local 68 en la galería llamada “Las pymes”, y también está de acuerdo en que el comercio en Patronato ahora es de propiedad de los coreanos “Ellos son ahora los dueños de Patronato. Ahora son pocos los que fabrican y la mayoría se dedica a vender la ropa coreana. Acá en Chile prácticamente nos vestimos de ropa coreana o china, porque de allá viene todo”.

Todo ésta inmigración también ha traído grandes beneficios, ya que la seguridad ha aumentado considerablemente en los últimos años. “Antes de la llegada de los coreanos, Patronato era muy peligroso, pero ahora es más seguro, porque hay más carabineros, los mismos vecinos ahora ya se comunican entre ellos” cuenta Ingrid Ayala.

A pesar de los conflictos comerciales que hay con los coreanos, no existe rencor hacia ellos, ni mucho menos discriminación, los chilenos han sabido aceptar a estos extranjeros. Susana Toro, trabajadora de la tienda “D’taty Lingerie” opina que “Todos tenemos el derecho a ganarnos la plata trabajando en el país que sea, todos somos iguales a la larga” .

Ya son las 6 y media de la tarde y los clientes comienzan a retirarse de a poco, como la señora Mercedes, quién después de una exhaustiva compra se dirige al metro para irse a su casa, y nos comenta “Desde que llegaron los coreanos, la ropa y los productos son muy bonitos y lo más importante, de muy buenos precios”.

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